diumenge, 24 de maig del 2015

El test de ADN

La obesidad puede estar causada por muchos factores que van más allá de la dieta que seguimos: Ansiedad, metabolismo lento, falta de ejercicio… De hecho, miles de personas se ven incapaces de perder peso o mantenerlo por más que lo intentan y eso acaba siendo una auténtica frustración.  Y todo esto tiene que ver con nuestro mapa más personal e intransferible: Nuestro mapa genético.

Sí,  nuestro cuerpo procesa los alimentos en función de nuestro ADN, lo que significa que, según nuestros genes, es más probable que nuestra fuerza de voluntad afloje ante ciertos alimentos o que haya otros que acaben provocando obesidad y enfermedades en nosotros. Sin embargo, el avance de la medicina permite que, con una simple analítica en sangre, podamos conocer por qué nos pasa eso y podamos remediarlo. El test de ADN Alimenticio, o de Perfiles genéticos de la obesidad, es la mejor arma de la que se dispone hoy en día para poder descubrir cómo nuestro cuerpo tolera las dietas y saber adaptarlas para poder perder o ganar peso y prevenir posibles enfermedades futuras relacionadas con la alimentación. De hecho, sabemos que el 70% del sobrepeso tiene que ver con nuestras bases genéticas, pero también que son los responsables de enfermedades cardiovasculares, hipertensión, colesterol, azúcar… Un test de ADN Alimenticio nos permite conocer las fórmulas para perder el doble de peso en la mitad de tiempo y prevenir enfermedades relacionadas a largo plazo.

El proceso de estudio es indoloro para el paciente. De hecho, el ADN se extrae mediante una analítica realizada en ayunas. Sin embargo, hemos de tener en cuenta que este tipo de tests son de naturaleza clínica, lo que significa que es absolutamente necesario contar con la valoración de un especialista.

Es un método científico, probado y eficaz con resultados sorprendentes y muy positivos. La salud y el físico mejoran cuando sabemos por qué nuestro cuerpo reacciona de determinada manera.

¿Cómo funciona un test de ADN Alimenticio? Simple. Se analiza el ADN del/la paciente en busca de ciertos genes que pueden o no aparecer en su mapa genético. Si se detecta su presencia, deberemos actuar de una u otra manera. Pueden presentarse todos, ninguno o sólo algunos… Os los detallamos a continuación, así como sus efectos sobre nuestra salud:

Polimorfismo INSIG2: Los portadores de esta variante tienen mayor predisposición a desarrollar obesidad y presentan un incremento significativo del índice de masa corporal (IMC). Si junto a él se presenta la variante AA del gen FTO, existe un riesgo elevado de desarrollar obesidad mórbida. Es muy complicado para ellos mantener el peso o adelgazarlo. Necesitan seguir una dieta muy muy baja en calorías y hacer mucho ejercicio físico.

Polimorfismo nMC4R: Los portadores no pueden resistir la tentación (apetencia) de comer alimentos calóricos y tienen un alto riesgo de padecer obesidad. Para este tipo de personas será necesario eliminar al máximo las grasas e intentar llevar una dieta baja en calorías. Deberán tener el seguimiento de un nutricionista para poder saber enfrentarse a su instinto y mantenerse fuertes.

Polimorfismo ADRB2: Los portadores presentan una alteración del metabolismo que les impide (o dificulta mucho) eliminar las grasas acumuladas, por lo que el ejercicio no les ayudará a perder peso. Además, asimilan muy fácilmente los carbohidratos, lo que desfavorece, igualmente, la quema de grasa. Si desean llevar una vida sana, deberán eliminar completamente los carbohidratos y deberán asumir que hacer deporte es una actitud sana, pero que en su caso no influirá en la pérdida de peso.  

Polimorfismo APOAV: Los portadores que tengan ya sobrepeso u obesidad tienen un alto riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, responden bien a las dietas pobres en grasa y al ejercicio, y pueden bajar peso muy rápidamente siguiendo unas pautas alimenticias muy sencillas.

Polimorfismo GNB3: Los portadores presentan un alto riesgo de padecer obesidad, hipertensión (tensión alta) y hipercolesterolemia (colesterol alto). Además, toleran muy mal las dietas bajas en calorías y suelen tener siempre hambre. Las mujeres portadores tienen hasta 6 veces más riesgo de padecer obesidad tras un embarazo. Sin embargo, el ejercicio físico les permite bajar peso y mejorar su salud considerablemente. Deberán llevar una dieta rica en fibra para controlar el apetito.

Polimorfismo FTO: Los portadores presentan una tendencia muy grande a comer en exceso, en especial alimentos muy ricos en calorías y tienen un 70% de posibilidades de desarrollar obesidad. Además, tienen un alto riesgo de padecer diabetes. En estos casos es muy importante la reeducación dietética asistida, estableciendo unas pautas alimenticias muy estrictas y acompañándolo de una tabla de ejercicios específica.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada